El gran éxito de una temporada se olvida la siguiente. Lo que tarda un año en salir adelante, suele durar unos pocos años. Pero lo que ha tardado una década en triunfar, puede llegar a durar un siglo o dos.
Nuestras sociedades están fascinadas con los éxitos explosivos y repentinos, los bombazos, las historias de la nada al estrellato repentino. Es lógico. Las sorpresas captan más titulares que los ensayos de prueba y error. El desarrollo progresivo y la maduración de una idea durante años no es nada sexy.
Nos llama la atención lo que hace un año no existía y hoy es ubicuo, pero ni prestamos atención a lo que poco a poco ha ido introduciéndose en nuestra vida transformándola por completo.
Sin embargo, cuando te aficionas a leer libros de historia ves como a menudo los grandes éxitos empezaron su camino quizá como fracasos, quizá tras años de pruebas, quizá por la lenta evolución de una idea o un proyecto, quizá tras un lento proceso de hábitos y mentalidad.
Una moda puede triunfar rápidamente pero ser remplazada por la siguiente moda con igual rapidez.
Pero si tu éxito se basa en un cambio profundo de hábitos o costumbres, es difícil que eso vuelva a cambiar rápidamente.
Cuanto más tiempo ha tardado algo en triunfar más largo, duradero y sostenible es su éxito posterior. Cuánto más repentino llega el éxito, más fugaz pasa.
El Taj Mahal se construyó en 22 años con un equipo de 20.000 personas. Hoy más de 350 años más tarde, es una de las maravillas del mundo y posiblemente lo siga durante varios siglos más.
Si tu proyecto tarda años en salir adelante, quizá es porque estás haciendo algo realmente grande. Pero mientras tanto, mira por la ventana y disfruta del viaje.
Autor: Jesús Encinar