jueves, 23 de septiembre de 2010

¡Tengo la edad que quiero y siento!

                                           

                                 ¡Tengo la edad que quiero y siento!

La edad en que puedo: decir sin miedo lo que pienso... Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. .. Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa eso! ¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello! Pues unos dicen que ya soy vieja, y otras "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:

¡Estás muy joven, no lo lograrás!
¡Estás muy vieja, ya no podrás!
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada... y otras...es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más!
Pues lo que importa: ¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuántos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento!
Qué importa cuántos años, cuánto tengo, o cuánto espero…?? si con los años que tengo.. Aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno!!

LA FELICIDAD ES UNA DECISIÓN

                                     
La pequeña, bien perfumada y orgullosa anciana de 85 años, completamente vestida como cada mañana a las 8 en punto con su cabello arreglado a la moda y el maquillaje perfectamente aplicado, se muda hoy a un asilo. Su esposo de 90 años murió recientemente, lo que motivó la mudanza.
Después de muchas horas de esperar pacientemente en el recibidor del asilo, sonrió dulcemente cuando se le dijo que su cuarto estaba listo. Mientras se desplazaba con su caminador hacia el elevador, le di una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las cortinas que colgaban de su ventana.
- "Me encanta"-, afirmó con el entusiasmo de un niño de 8 años al que le acaba de entregar una nueva mascota.
- Sra. Mendizábal, pero todavía no ha visto el cuarto-.
- "Eso no importa", respondió.
"La felicidad es algo que decides con el tiempo. Si me gusta o no mi cuarto, no depende de cómo estén arreglados los muebles; depende de cómo arregle mi mente, y ya decidí que me gusta. Es una decisión que hago cada mañana cuando me levanto. Tengo la elección: puedo pasar el día en la cama repasando la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan, o salir de la cama y estar agradecida por las partes que sí funcionan. Cada día es un regalo, y mientras se abran mis ojos, me enfocaré en el nuevo día y los recuerdos felices que he almacenado... sólo por ésta vez en mi vida.".

                                   LA FELICIDAD

La felicidad no es un camino, no es un lugar ni un metal precioso que con dinero se pueda comprar. La felicidad es una flor a la orilla de un río, felicidad es la puesta del sol,
es la llegada del otoño, la caída de las hojas... Es mil cosas pequeñas y hermosas. No tiene nombre, fecha, ni edad. Simplemente es. Porque la felicidad está puesta dentro de nosotros, y no hay que buscarla, sólo descubrirla y disfrutarla. No hay más secreto que ese.
Hay gente que se pasa la vida buscando la felicidad, esperando a ser felices, y al final acaba su vida y se dan cuenta que desperdiciaron mil momentos para ser felices en su desesperada búsqueda de la felicidad.
Comprende pues, que no hay mayor secreto para ser feliz que buscar la felicidad en tu corazón y vivirla cada minuto de tu vida. No esperes a mañana para ser feliz

Autor: Desconocido

Decídete a volar.

                                        

                                      Decídete a volar.

Abandona tu comodidad, enfrenta tus miedos e inseguridades y sólo así, comenzarás a volar...
Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, memoriza esta parábola:

"Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango, y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.

Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día, un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno, y él se dio cuenta de que iba a morir. En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo, porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento, hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando, finalmente, a un bosque fértil y hermoso."

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida, y te están obligando a elevar el vuelo o a morir.

Nunca es tarde.
No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO, y muy lejos del pantano.

Abandona la vía segura y cómoda.
Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades, y hazlo solitariamente.

Dios te acompañará, y te dirá qué camino tomar.