EL SILENCIO ES ORO... ¿POR QUE?
Por María C. Siccardi
"Sólo los que pueden ver lo invisible logran lo imposible" Recuerdo haber encontrado esta frase en una tarjeta hace varios años y nunca la olvidé porque me ha dado mucho que pensar desde entonces.
Todo lo que hacemos en nuestras vidas, desde los primeros pasos y palabras de un bebé, hasta los negocios de un adulto...
TODO es el resultado directo de una idea que concebimos en nuestra mente primero. La materia prima de toda materialización es una idea, una necesidad que engendra un deseo. Sin una idea original que nos lleve a anticipar el resultado que deseamos, no nos es posible lograr absolutamente nada. Podemos materializar en nuestras vidas sólo lo que deseamos y vemos en el plano "invisible" de nuestra imaginación.
Cuando deseamos algo y nos consideramos capaces de lograrlo, experimentamos las más renovadoras emociones de entusiasmo, ánimo, alegría, anticipación, determinación... pasión. Nos sentimos capaces de todo... y mientras nos encontramos en medio de la euforia de esos sentimientos y energías SOMOS CAPACES DE TODO.
La diferencia entre la persona que logra sus sueños y la que no los logra está en la capacidad de permanecer motivada por la pasión que le confieren sus deseos y sueños.
Pero un sueño, cuando primero lo concebimos, es algo tan delicado y frágil como una burbuja de jabón. Para proteger la hermosa burbuja en la que sólo nosotros podemos ver reflejado el arco iris, es necesario el silencio.
¿Por qué?
¿Recuerda la última vez que usted se acercó a un amigo a contarle una idea y en cuestión de unos minutos le hizo ver cuán descalabrada, poco práctica o ridícula era?
Por el contrario, ¿cuándo fue la última vez que un amigo le animó en su entusiasmo, sin expresar reservas?
Lamentablemente entre la mayoría de las personas encontramos más críticos que apasionada fanaticada. Cuando algo se encuentra en una etapa tan intangible, como lo es una idea, resulta muy difícil para otros entender. En la mayoría de los casos las críticas son bien intencionadas, pero el resultado es igualmente fatal. Todo lo que se requiere es un par de comentarios muy sensatos y racionales para hacer desaparecer la burbuja de jabón que manteníamos a flote con nuestro entusiasmo y pasión.
Si unas pocas palabras logran apagar el ardor y pasión del creador, la idea deja de existir. El potencial de su materialización desaparece totalmente.
El silencio ofrece protección pero es también un gran desafío.
El mismo entusiasmo que sentimos nos hace querer revelar a todos el motivo. Además, la propia energía que emitimos lleva a otros a darse cuenta de que tenemos algo entre manos y nos exhortan a contarles de qué se trata. No es fácil resguardar ese silencio, pero el lograrlo nos trae como recompensa la veta de oro.
Existe una segunda razón por la cual el silencio es tan importante.
El puro hecho de hablar sobre lo que queremos lograr, sobre lo que vamos a hacer para lograrlo, sobre todo lo que va a significar en nuestras vidas el lograrlo, disipa la propia pasión y energía que necesitamos para alcanzar la meta. Al compartir con otra persona estamos en cierto modo "disfrutando" de los frutos de la idea y eso disminuye la ansiedad interna que es lo que nos impulsa a actuar.
De hecho, hay muchas personas que se conforman con hablar sobre planes y sueños que nunca hacen nada por realizar porque encuentran suficiente satisfacción con un logro "mental" que pueden compartir con otros.
Mientras más dura nuestro silencio en torno a algo que queremos lograr, mayor es la pasión que crece dentro de nosotros y nos lleva a ACTUAR... y eso es lo que hace posible la materialización del sueño.
Una vez que ya hemos actuado, que comenzamos a ver resultados concretos de lo que queremos alcanzar, ENTONCES podemos comenzar a compartir con otros.
Pero a esas alturas no se trata de algo ilusorio que sólo existe en nuestra imaginación, sino algo REAL que ya hemos comenzado a obtener. Ahora la reacción de otras personas es muy diferente. No se sienten en posición de hacernos ver cuán inconcebible y poco práctico es lo que deseamos, sino que pasan a convertirse en aliados para poder compartir con nosotros lo que ya tenemos. Deja de ser una cuestión de poner en duda un concepto imaginario, para convertirse en una oportunidad de contribuir y participar en algo que ya se ha materializado.
Para poder generar ese tipo de apoyo y colaboración de otras personas es igualmente importante que cuando estamos listos a compartir un sueño que ya comienza a materializarse, NUNCA lo presentemos a otros como algo que tal vez lograremos en el futuro, sino algo con lo que ya contamos en el presente.
El mundo está siempre listo a vitorear y pagar las entradas para ver al atleta que lleva en sus manos un codiciado trofeo, pero no así a animarlo cuando tiene que sacrificarse para comprar su primer atuendo deportivo. No podemos cambiar la naturaleza humana, pero sí podemos aprender a protegernos contra lo que puede ser contraproducente en nuestras vidas.
El silencio, a su debido tiempo, es una valiosísima protección.
Por María C. Siccardi
"Sólo los que pueden ver lo invisible logran lo imposible" Recuerdo haber encontrado esta frase en una tarjeta hace varios años y nunca la olvidé porque me ha dado mucho que pensar desde entonces.
Todo lo que hacemos en nuestras vidas, desde los primeros pasos y palabras de un bebé, hasta los negocios de un adulto...
TODO es el resultado directo de una idea que concebimos en nuestra mente primero. La materia prima de toda materialización es una idea, una necesidad que engendra un deseo. Sin una idea original que nos lleve a anticipar el resultado que deseamos, no nos es posible lograr absolutamente nada. Podemos materializar en nuestras vidas sólo lo que deseamos y vemos en el plano "invisible" de nuestra imaginación.
Cuando deseamos algo y nos consideramos capaces de lograrlo, experimentamos las más renovadoras emociones de entusiasmo, ánimo, alegría, anticipación, determinación... pasión. Nos sentimos capaces de todo... y mientras nos encontramos en medio de la euforia de esos sentimientos y energías SOMOS CAPACES DE TODO.
La diferencia entre la persona que logra sus sueños y la que no los logra está en la capacidad de permanecer motivada por la pasión que le confieren sus deseos y sueños.
Pero un sueño, cuando primero lo concebimos, es algo tan delicado y frágil como una burbuja de jabón. Para proteger la hermosa burbuja en la que sólo nosotros podemos ver reflejado el arco iris, es necesario el silencio.
¿Por qué?
¿Recuerda la última vez que usted se acercó a un amigo a contarle una idea y en cuestión de unos minutos le hizo ver cuán descalabrada, poco práctica o ridícula era?
Por el contrario, ¿cuándo fue la última vez que un amigo le animó en su entusiasmo, sin expresar reservas?
Lamentablemente entre la mayoría de las personas encontramos más críticos que apasionada fanaticada. Cuando algo se encuentra en una etapa tan intangible, como lo es una idea, resulta muy difícil para otros entender. En la mayoría de los casos las críticas son bien intencionadas, pero el resultado es igualmente fatal. Todo lo que se requiere es un par de comentarios muy sensatos y racionales para hacer desaparecer la burbuja de jabón que manteníamos a flote con nuestro entusiasmo y pasión.
Si unas pocas palabras logran apagar el ardor y pasión del creador, la idea deja de existir. El potencial de su materialización desaparece totalmente.
El silencio ofrece protección pero es también un gran desafío.
El mismo entusiasmo que sentimos nos hace querer revelar a todos el motivo. Además, la propia energía que emitimos lleva a otros a darse cuenta de que tenemos algo entre manos y nos exhortan a contarles de qué se trata. No es fácil resguardar ese silencio, pero el lograrlo nos trae como recompensa la veta de oro.
Existe una segunda razón por la cual el silencio es tan importante.
El puro hecho de hablar sobre lo que queremos lograr, sobre lo que vamos a hacer para lograrlo, sobre todo lo que va a significar en nuestras vidas el lograrlo, disipa la propia pasión y energía que necesitamos para alcanzar la meta. Al compartir con otra persona estamos en cierto modo "disfrutando" de los frutos de la idea y eso disminuye la ansiedad interna que es lo que nos impulsa a actuar.
De hecho, hay muchas personas que se conforman con hablar sobre planes y sueños que nunca hacen nada por realizar porque encuentran suficiente satisfacción con un logro "mental" que pueden compartir con otros.
Mientras más dura nuestro silencio en torno a algo que queremos lograr, mayor es la pasión que crece dentro de nosotros y nos lleva a ACTUAR... y eso es lo que hace posible la materialización del sueño.
Una vez que ya hemos actuado, que comenzamos a ver resultados concretos de lo que queremos alcanzar, ENTONCES podemos comenzar a compartir con otros.
Pero a esas alturas no se trata de algo ilusorio que sólo existe en nuestra imaginación, sino algo REAL que ya hemos comenzado a obtener. Ahora la reacción de otras personas es muy diferente. No se sienten en posición de hacernos ver cuán inconcebible y poco práctico es lo que deseamos, sino que pasan a convertirse en aliados para poder compartir con nosotros lo que ya tenemos. Deja de ser una cuestión de poner en duda un concepto imaginario, para convertirse en una oportunidad de contribuir y participar en algo que ya se ha materializado.
Para poder generar ese tipo de apoyo y colaboración de otras personas es igualmente importante que cuando estamos listos a compartir un sueño que ya comienza a materializarse, NUNCA lo presentemos a otros como algo que tal vez lograremos en el futuro, sino algo con lo que ya contamos en el presente.
El mundo está siempre listo a vitorear y pagar las entradas para ver al atleta que lleva en sus manos un codiciado trofeo, pero no así a animarlo cuando tiene que sacrificarse para comprar su primer atuendo deportivo. No podemos cambiar la naturaleza humana, pero sí podemos aprender a protegernos contra lo que puede ser contraproducente en nuestras vidas.
El silencio, a su debido tiempo, es una valiosísima protección.
Desconozco su Autor.