sábado, 23 de abril de 2011

¿Dios aún habla con las personas?

                                                              

Un joven de vida espiritual fue a una reunión de estudio de la Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era noche de Jueves.


El matrimonio dividió el estudio entre oír a Dios y obedecer la palabra del Señor.
El joven no podía dejar de querer saber si "Dios aún habla con las personas".


Después del estudio, él salió para tomar un café con los amigos que estaban en la reunión familiar, y discutían un poco más sobre el mensaje de esa noche. De formas diversas ellos hablaban de cómo Dios había conducido sus vidas de maneras tan diferentes.
Eran aproximadamente las 22 horas cuando el joven se despidió de sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa.


Sentado en su automóvil, comenzó a pedir:
"Dios! Si aún hablas con las personas, habla conmigo.
Yo te escucharé.
Haré todo para obedecerte".


Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extraño, como si una voz hablase dentro de su cabeza:
"Para y compra un litro de leche".
El movió su cabeza y dijo en alto:

Dios, eres tú Señor?

No obtuvo respuesta y continuó dirigiéndose para su casa.
Sin embargo, nuevamente, surgió el pensamiento:

"Compra un litro de leche".

El joven pensó en Samuel y, como Él, no reconoció la voz de Dios, y como Samuel corrió hacia El.
"Muy bien, Dios! En caso de ser el Señor, voy a comprar la leche".
Esto no parece ser una prueba de obediencia muy difícil."
Total, él podría también usar la leche.


Así que paró, compró la leche y reinició su camino a casa.
Cuando pasaba por la séptima avenida, nuevamente sintió un pedido:
"Gira en aquella calle".
Esto es una locura, pensó, y pasó de largo el retorno.
Nuevamente sintió que debería haber girado en la séptima avenida.
En el siguiente retorno, el giró y se dirigió por la séptima avenida.
Medio bromeando, dijo en voz alta:

"Muy bien, Dios. Lo haré".
Siguió avanzando por algunas cuadras cuando de repente sintió que debía parar.
Se detuvo y miró a su alrededor.
Era un área mixta comercial y residencial.
No era la mejor área, más también no era la peor de la vecindad.


Los establecimientos estaban cerrados y la mayoría de las casas estaban a oscuras, como si las personas ya se hubiesen ido a dormir excepto una del otro lado de la calle, y que estaba cerca.
 

Nuevamente, sintió algo:
"Ve y dale la leche a las personas que están en aquella casa del otro lado de la calle".

El joven miró la casa.
Comenzó a abrir la puerta del coche, pero se volvió a sentar.

"Señor, esto es una locura.
Cómo puedo ir a una casa extraña en medio de la noche?".

Una vez mas, sintió que debería ir a dar la leche.
Finalmente, abrió la puerta.
"Muy bien, Dios, si eres el Señor, iré y entregaré la leche a aquellas personas.


Si el Señor quiere que yo parezca un idiota, muy bien.
Yo quiero ser obediente.


Pienso que esto va a contar para algo; sin embargo, si ellos no responden inmediatamente, me iré en el mismo acto".
Atravesó la calle y tocó la campanilla.


Pudo oír un barullo viniendo desde dentro, parecido al llanto de una criatura.
La voz de un hombre sonó alto:

Quién está ahí? Qué quiere?".
La puerta se abrió antes de que el joven pudiese huir.
De pie, estaba un hombre vestido de jeans y camiseta.


Tenía un olor extraño y no parecía feliz de ver a un desconocido de pie en el umbral de su puerta.
"Qué pasa? ".
El joven le entregó la botella de leche.

"Compré esto para ustedes".

El hombre tomó la leche y corrió adentro hablando alto.
Después, una mujer pasó por el corredor cargando la leche en dirección a la cocina.

El hombre seguía sosteniendo en brazos una criatura que lloraba.
Lágrimas corrían por el rostro del hombre
y luego comenzó a hablar, medio sollozando:

"Nosotros oramos.
Teníamos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se había acabado.
No teníamos más leche para nuestro bebé.
Apenas recé le pedí a Dios que me mostrase una manera de conseguir leche".

Su esposa gritó desde la cocina:

"Pedí a Dios que me mandara un Ángel con un poco...
Ud. es un ángel?


El joven tomó su cartera y sacó todo el dinero que había en ella y lo colocó en las manos del hombre.


Se dio media vuelta y se fue a su vehículo, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
Él experimentó que Dios todavía responde los pedidos justos y verdaderos.

Cómo Hacerte Saber?

                                                           

Como hacerte saber que siempre hay tiempo?  

Que uno solo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.

Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida!…

Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.

Que el por qué de los niños tiene un por qué.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.

Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.

Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.

Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.

Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.

Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.

Como hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida!…

Mario Benedetti

PROBLEMAS

                                                            

Erase  una  vez  un  sabio muy conocido que vivía en una montaña del Himalaya. Cansado de convivir con los hombres, había optado por una vida sencilla, y pasaba la mayor parte de su tiempo meditando.

Este sabio, como era un hombre muy compasivo, no dejaba de dar un consejo  aquí  y  otro  allá. A  pesar de todo, éstos aparecían en grupos cada vez mayores   y, en cierta ocasión, una  multitud  se  agolpó  a  su puerta  diciendo  que  en el periódico local se habían publicado que el sabía cómo superar las dificultades de la vida.

El sabio  les  pidió  a  todos que se sentasen y esperasen. Cuando ya no quedaba  espacio  para  nadie más, él se dirigió a la muchedumbre que esperaba frente a su puerta:

-Os  os  voy  a  dar  la  respuesta  que  todos  queréis.   Pero  debéis prometerme que, a medida que vuestros problemas se solucionen, les diréis a  los  nuevos  peregrinos  que me fui de aquí, de manera que yo pueda continuar  viviendo  en   la soledad que tanto anhelo. Contadme vuestros problemas.

Alguien comenzó a hablar, pero fue inmediatamente interrumpido por otras personas, ya que sabían que aquélla era la última audiencia pública que el hombre santo daría, y temían que no tuviera tiempo de escucharlos a todos. El sabio dejó que la escena se prolongase un poco más, y por fin gritó:

-¡Silencio! Escribid vuestros problemas y dejad los papeles aquí, frente a mí.

Cuando  todos  terminaron,  el sabio  mezcló  todos  los papeles en una cesta, pidiendo a continuación:

-Id pasando esta cesta  de  mano  en mano,  y que cada uno saque un papel y  lo lea. Entonces  podréis  cambiar vuestro problema por el que os ha tocado, o pedir que  os devuelvan  el papel  con el problema que escribisteis originalmente.

Todos los presentes  fueron  tomando  una  de las  hojas  de papel, la leyeron, y  quedaron  horrorizados.  Sacaron  como  conclusión  que aquello que habían  escrito, por muy malo que fuese, no era tan serio como lo que afligía a sus vecinos. Dos horas después, intercambiaron los papeles, y  cada  uno  volvió  a  meter  en su  bolsillo  su problema personal,  aliviado  al saber que su aflicción no era tan dura como se imaginaba.

Agradecieron  la lección, bajaron  la montaña con la seguridad de que eran más felices que los demás, y –cumpliendo el juramento realizado- nunca más permitieron que nadie perturbase la paz de aquel hombre santo.

Paolo Coelho

Tus problemas son pequeños comparados con los de tu vecino.

¿Se esta quemando tu choza?

                                                        

Un día zarpó un barco hacia alta mar, se trataba de un viaje de 50 días.
En aquel barco iban 20 hombres y entre ellos se encontraba un fiel cristiano de quien todos en la tripulación se burlaban por sus férreas convicciones.

Una noche estalló el cuarto de máquinas y se hundió el barco, sobreviviendo únicamente el fiel cristiano al naufragio.
Aquel hombre ahora se encontraba solo en una pequeña isla desierta.

Estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara. Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba. Ya cansado de esperar, empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.  

Un día se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada. Después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonámbulo, ya sin esperanza.

El náufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía: "¿Cómo pudiste hacerme esto?", y se quedó dormido sobre la hamaca.

A la mañana siguiente, muy temprano, escuchó asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.

¡Venían a rescatarlo!.

Al llegar sus salvadores él les preguntó:
"¿Cómo sabían que yo estaba aquí?".

Y ellos les respondieron: "Vimos las señales de humo que nos hiciste..."


La Esperanza es lo último que debés perder!

El Cofre Encantado

                                                                    

Una  antigua historia  cuenta  que hace  muchísimos años, vivió  en la india un sabio.  De quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida, por lo que se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos  reyes,  envidiosos,  le  ofrecían  poder  y  dinero,  y  hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano… Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.

Un día llegó ante él un niño y le dijo: Señor, al igual que tú, yo también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo? El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: Sí, pequeño, a ti te enseñaré el secreto para ser feliz.  Ven conmigo y presta mucha atención.  En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz…

Estos dos cofres son mi mente y mi corazón.  El gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.  


El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida.  Por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todo lo que tienes.

El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo. Todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar : yo soy capaz, yo valgo, soy inteligente, soy cariñoso, no hay obstáculo que yo no pueda vencer.  Este paso se llama autoestima justa.

El tercer paso que debes dar es poner en práctica todo lo que dices que eres.  Es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.

El cuarto paso es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es.  Ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.

El quinto paso es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie. Ese sentimiento no te dejará ser feliz. Deja que las leyes de Dios hagan justicia. Tú sólo perdona y olvida.

El sexto paso es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen. Recuerda  que  de  acuerdo  a  las  leyes  de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.

El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie. Todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios. Observa a tu alrededor y descubre en las cosas y en las personas todo lo bello y todo lo bueno que hay en ellas.

Piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes. Ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir algo a cambio. Mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades, y comparte con ellos el secreto para triunfar y ser felices…

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios. Observa a tu alrededor y descubre en las cosas y en las personas todo lo bello y todo lo bueno que hay en ellas.