viernes, 24 de septiembre de 2010

EL PACTO.



La vida sólo ha sido día a día
un intervalo hasta reencontrarnos,
puliendo nuestras piezas interiores
para que encastren cuando se aproximen.

Entretanto, vagamos solitarios,
buscándonos en medio de la gente,
como ejemplares de especies extinguidas
que olfatean el aire para hallarse.

Cómo te extraño, aunque aún no te conozco.
Necesito encontrarte urgentemente.
Emite ya tu grito conmovido:
Distinguiré su sonido puro y claro.

Recordaremos pactos prenatales,
reconociéndonos por la mirada.
Descansará mi alma al completarse,
injertándose en el núcleo de tu alma.

Y es que hay tanto por hacer, tantas tareas
que requieren cuatro ojos y dos bocas,
una dupla de pechos fervorosos,
un par que se haga Uno, poco a poco...
Tanta emoción atrasada, tanta vida
aguardando el momento del reencuentro...

Emite ya tu grito conmovido:
mi oído estará alerta y esperando.

Virginia Gawel

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