domingo, 31 de julio de 2011

¿CARÁCTER O MAL GENIO?

                                                     ¿CARÁCTER O MAL GENIO?             

Cuando alguien nos dice que tenemos mal genio, casi siempre contestamos aclarando que lo que tenemos es carácter, no mal genio.

¿Qué diferencia hay?

Tener carácter es algo positivo. Algo reconocido y valorado socialmente. Generalmente estas personas tienen picardía, son hábiles en las relaciones sociales, saben cómo conseguir lo que desean y lo manifiestan.  Son personas inquietas, que cuestionan y triunfan.

Contrario a la persona que es dócil y sumisa.  El carácter es sinónimo de vitalidad, energía e inconformismo sin salirse de las normas socialmente establecidas.

El mal genio encierra todo lo negativo. El propio adjetivo lo introduce. Algo que es malo, difícilmente puede ser admirable.  Nadie quiere tener mal genio, ni que se lo recriminen, ni admitirlo.  Es una llamada de atención que nos duele, que nos rebela porque no es algo que podamos incluir en la lista de las virtudes.

El mal genio brota sin filtros, se desborda, nos controla e invade. Nos deja abducidos en un cuerpo que grita, impone y no razona. Es un acto visceral.

¿Se puede controlar el mal genio?

El mal genio acecha en cada esquina, el tráfico vehicular, en discusiones de familia, etc.  El rencor, el dolor, la angustia y la represión, pueden activarlo. Es tan sencillo, que lo realmente admirable es controlarlo.

¿Por qué no nos ayuda el carácter?

Un buen uso de esta virtud podría ser controlar todo lo que el mal genio puede producir; enfrentamientos insalvables, daño físico y moral, frustraciones y violencia. Pero no, decimos tener carácter y cuando este tiene que asomar para poner orden, lo escondemos como culebra asustada, y así no nos sirve para nada.  Resumiendo, el mal genio se come al carácter.

Personas con mal genio

Algunas personas, independientemente de su edad, exteriorizan con frecuencia sus enfados provocando situaciones desagradables, bien porque no puedan evitar esos brotes de mal humor o bien porque conscientemente no quieran hacerlo. Veamos las distintas actitudes de las personas y algunas prácticas para intentar corregirse.

1.    Maduración y autodominio

La educación y el autodominio son claves para controlar el mal genio y favorecer la convivencia.  Las manifestaciones continuas de mal genio suponen una falta de control o autodominio. Lo sufren aquellas personas que aún no han aprendido a manejar la rabia y la ira o a tolerar las frustraciones. Es normal tener esos sentimientos.

Lo que no es tan normal es que personas con edad avanzada hagan continuas manifestaciones externas de su ira, rabia o frustración. Suelen gritar, hacer gestos exagerados y dejan salir todo lo que sienten sin ningún dominio de la situación y sin respeto hacia los demás.

Todos hemos presenciado alguna vez cómo una comida o reunión queda boicoteada por las manifestaciones de mal genio de alguno de los presentes, ante la mirada atónita de los demás que no pueden entender qué es lo que ha provocado esa reacción tan exagerada, nunca justificada entre personas adultas. 

Las personas hemos aprendido unas normas de convivencia a través de la educación, hemos ido aprendiendo a controlar nuestras emociones o a no exteriorizarlas. Desde la infancia nos enseñan que gritar cuando estamos enfadados, hablar a voces, etc. no son conductas educadas.

Por lo tanto, controlar el mal genio forma parte de un proceso de maduración personal que consiste en poder enfadarse sin perder el control de sí mismo, evitando la exageración y teniendo presente el respeto a los demás.

2.    Diferentes caracteres

Hay personas que por naturaleza tienen un carácter tranquilo y apacible y otras que por el contrario son más nerviosas y suelen irritarse con facilidad.  Dentro de estas últimas, podemos diferenciar entre las que luchan por modelar su carácter y sienten arrepentimiento cuando han provocado una pelea o discusión fuera de tono, y las que no suelen arrepentirse de sus actos sino que los justifican y no sienten vergüenza de su actitud, pudiendo incluso llegar a ser realmente agresivos.

Una característica de las personas que tratan de dominar el mal genio es que tras una discusión en la que ha habido gritos y malas formas, tienen un sentimiento de frustración y lo que realmente les desespera es no haber podido dominar las emociones ni haber controlado la situación.

Sufren lo que coloquialmente denominamos "un pronto", pero no son verdaderamente agresivas. Estas personas, mediante el auto-control pueden con el tiempo evitar estas reacciones, ya que tienen una voluntad positiva en este sentido.

En el otro grupo encontramos a aquellas personas que no sólo no se arrepienten de sus airadas reacciones, sino que en muchos casos incluso se jactan de ello. Piensan que por ello son más respetadas y siempre encuentran razones para justificar su actitud. 

En estos casos estamos ante un problema más profundo, en muchas ocasiones suelen mezclar soberbia y mala educación y pueden hacer la vida insoportable a los que le rodean, provocando en muchas ocasiones situaciones desagradables. Es más difícil que estas personas corrijan su actitud, ya que no tienen ninguna voluntad de conseguirlo.

3.    ¿Cómo corregir el mal genio?

    Identifica aquello que te genera malestar. Si eres capaz de investigar lo que desencadena tus sentimientos de ira, podrás tomar mejores decisiones acerca de cómo enfrentarte a esos disparadores. Si estás preparado, podrás contar con estrategias preventivas que te ayudarán a mantener un mejor control de tus emociones negativas.

Tómate un tiempo de espera. Simplemente “contar hasta diez” o esperar un tiempo antes de reaccionar, puede apaciguar tu primera reacción. Los impulsos no suelen ser buenos consejeros, por ello respira profundo y piensa antes de actuar.

    Aléjate de personas que te irritan. Procura no estar en compañía de personas con las cuales no te sientes a gusto. Es tu derecho elegir con quién quieres estar o entablar una conversación, y en aquellos momentos en los cuales no es posible elegir, procura hacer uso de tu derecho a decir y contestar lo justo y necesario.

Realiza ejercicio. La actividad física puede proveerte una salida saludable a tus emociones negativas, especialmente si sueles estallar a diario. Elige aquella que sea más acorde a tus capacidades y gustos. Sólo tienes que animarte y empezar a descargar tus tensiones disfrutando de algo que sea de tu agrado.

    Practica técnicas de relajación. Desarrollar habilidades y destrezas para relajarse, puede ayudar a controlar el mal genio cuando comience a brotar. Usa tu creatividad, escucha música, escribe, aprende técnicas de respiración y relajación corporal, o intenta con clases de estiramiento y yoga.

    Piensa en las consecuencias de tus actos. Decir o hacer cosas que hagan daño suele ser muy peligroso. Te arriesgas a lastimar o herir a alguien. Por ello, mantén la calma cuando te sientas enojado y esfuérzate por postergar la charla o discusión para un momento de mayor tranquilidad, ya que furioso no llegarás a buen puerto.

Las personas que son capaces de controlar su mal genio, se enferman con menor frecuencia, y se sienten mejor emocionalmente, además de ser más amigables y sociables.  En caso de que no puedas controlarte, solicita ayuda profesional. Un tratamiento adecuado podrá ayudarte a vivir de manera más plena y satisfactoria.

Un Abrazo, que Dios te bendiga, te muestre su rostro, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad;
Desconozco su Autor

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